Desde Buenos Aires, Alejandra Moglia, que a diario teje poemas de memoria y de sol, prende en las nubes rojizas del otoño argentino versos que lleguen hasta la primavera de León.
Vuela el verso
en esta nube
de Argentina
hasta León
para que lluevan
algunos tangos
que hagan mis versos
canción.
Canción de miel
y chocolate
Saludo amigo
de turrón con avellanas
Poesía que nos refleja
en otros rostros
que hoy en León
nos abrazan.
Alejandra Moglia. Nací en 1965 en el País de Nomeacuerdo. Sin embargo, mi infancia y su memoria están en mí junto con mi adolescencia. Busco en ellas y encuentro a todos mis seres queridos y amigos, a mi colegio, a mi perro Matute y mi loro Pinino, a mis vecinos, a los juegos en la vereda y las calles de adoquines, el vestido de sevillana que me hizo mi mamá, las castañuelas que nunca tuve, los títeres, la sonrisa y el guiño de Goyeneche cruzándomelo frente a la calesita del Parque Saavedra. Huele a verano con aromas de paraísos en flor y jazmines del país, tiene sabor a cocina italiana casera, chocolate Jack y helado de dulce de leche. Hay caricias y besos, y muchas preguntas. Hay respuestas mágicas y amorosas, y astronautas en la luna. Resuenan las risas, las voces de mis abuelos y la de María Elena Walsh junto a las marchas militares que van ganando terreno. Adentro de casa hay alegría. Afuera intuyo miedo y silencio. Hay luz y oscuridad. Hay felicidad y dolor. Hay libros y libros y más libros, muchos libros, y discos, muchos discos: cuentos, poesías, canciones están allí. Todo está allí a mano para cuando lo necesito. La luz y la felicidad para seguir adelante. El miedo y el dolor para no olvidar.
Me desempeño como bibliotecaria en bibliotecas escolares.
0 comentarios:
Publicar un comentario